Gran Entrada

El chico misterioso y yo llegamos a una enorme puerta de madera, madre mia! eso estaba abarrotadisimo de gente! Tal y como el chico me dijo en cuanto llegamos ahi éste desapareció y yo me quedé ahi perdida entre la multitud que caminaba practicamente a empujones.

-aaaghh..

Di unos pasos hacia atras hasta ponerme en un sitio tranquilo pero sin querer choqué con alguien, rapidamente me giré para disculparme

La puerta principal de acceso a Génova estaba abarrotada, como de costumbre en estas horas del día. El tirador habría preferido esperar hasta más tarde en el día para entrar y ahorrarse la muchedumbre, pero sus provisiones eran escasas y una buena comida era algo a lo que no iba a renunciar bajo ningún concepto.

Reinhart fue pasando a través del gentío, básicamente mercaderes, clérigos y sus peregrinos, algunos de los cuales se apartaban ante el extraño Trell. Cuando acabó de pasar el arco, mientras buscaba con la mirada la forma más rápida de salir de la marea humana, notó cómo alguien chocaba contra él por delante, y bajando la vista vio una chica algo desorientada que se giró dispuesta a disculparse. Con un gesto de la mano la interrumpió - No es necesario. En esta muchedumbre es inevitable. - Le divertía la confusión que se observaba en la muchacha - Alégrate de que no sea un gólem de espinas. - Pasó a su lado y empezó a abrirse paso entre la gente hacia una de las calles que se separaban de la principal, donde la densidad de gente era mucho menor.

-Perdona!

llamé su atención y el chico se giró.

-Estoy buscando a un clerigo enano! sabes donde esta la catedral??

Le pregunté sujetando las asas de mi mochila con ambas manos.

- Un clérigo? Pues en esta ciudad tienes de sobras! - le replicó Reinhart riendo burlón, mientras seguía andando hacia fuera del rio de gente. Cuando se hubo apartado a un lado de la corriente y vio que la chica le seguía, le preguntó - A qué Dios sigue tu clérigo, humana? Pues sus caminos son distintos, al igual que sus templos...

-...eh...

Me rasqué un poco la mejilla algo sonrojada, como decirle que no creia en ningun dios y no sabia nada de los dioses que habia?

-No se a que dios sigue... la verdad...su nombre es...It...Itir...o Itor... o algo asi

Seguia rascamdome la mejilla nerviosa, es que no dejaria de meterme en lios raros?

- Por los Dioses, y nunca mejor dicho... - El Trell se llevó una mano a la cabeza, mientras miraba la reacción de la muchacha que era patética y cómica a partes iguales. Siguió caminando por la calle lateral - Has venido a Génova a buscar a un clérigo y no sabes de él ni su nombre? Creo que te va a llevar un bueeeeeen rato la búsqueda, jovencita. - Reinhart vio a lo lejos una taberna que conocía de hace tiempo, y se dirigió hacia allí mientras miraba a la humana con reproche y burla - Quizás un trago te haga recobrar la memoria... o mejor aún, perderla del todo. En cualquier caso, saldrás ganando.

-un trago eh?

sonreí un poco y levanté una ceja.

-No me vendria mal estoy sedienta

Segui al desconocido y me puse a su lado.

-Soy Buffy, un placer

- Pues aprovecha que en la vida hay pocos... - Con una medio sonrisa pícara el Trell habló mientras se acercaban a la puerta de la taberna. La ignorancia de esta extraña humana era refrescante a su manera... - Y para qué buscas a ese clérigo? No pareces el tipo de persona que necesite a uno. - La miró fingiendo acusación - Tan grande es tu pecado que has venido hasta aquí?

-pecado? joer, yo no he hecho nada! porque todos pensais o que soy una ladrona, o una mercenaria o una asesina?? me habeis llamado de todo en solo una hora!

Suspiré y saqué un espejo y me miré la cara.

-...Yo me veo una cara muy simpatica...

- Todo eso? - rió por lo bajo, y usó un tono teatralmente grave y serio - Entonces tu alma ya no tiene esperanza, jovencita. Será mejor que te arrepientas de tus pecados y me dones todas tus riquezas para que pueda interferir por ti ante Luceis... - Se paró delante de la puerta de la taberna, y girándose levantó el brazo y acarició por un instante la barbilla de la chica con el reverso de su índice - ...pero para una monada como tu, quizás con un beso bastaría. Dios es misericordioso, después de todo, no crees? - Dejó que una risa ahogada saliera de sus labios y se encaró a la puerta. Antes de entrar echó un vistazo a dentro, pero no reconoció a quien buscaba. Donde se ha metido hoy Retenas? Debería estar aquí...

Le miré mal cuando me tocó y saqué mi enorme espada lila y se la puse en la espalda cuando se giró.

El pelo tapaba mis ojos y mi mirada estaba seria.

-Vuelve a tocarme o hablarme asi y te arrepentirás

Susurré

- Uo.

Reinhart percibió el movimiento súbito y el contacto del frío metal contra su traje acolchado, y giró la cabeza con una sonrisa mientras asentía aprobadoramente - Ya veo que no hay solo vacío ahí adentro. Eso está bien. De lo contrario no durarás mucho por aquí. - Se colocó bien el arco largo que llevaba colgado y volvió a girar la cabeza hacia la puerta de la taberna, a traves de la que algunos comensales miraban la escena de la entrada - Pero la próxima vez no dejes que la espada toque al oponente. Hace mucho más sencillo que te la quiten de un simple gesto.

Ahora recordaba porqué dejó de hablar con humanas. No tenían el más mínimo sentido del humor...

Bajó el par de escalones que había detrás de la puerta y se metió entre el gentío que llenaba las mesas, en dirección a la barra que había hacia el fondo. Pidió un guisado de carne y una cerveza y dejó un par de monedas relucientes sobre la barra.

Envainé la espada con un sonido metálico y entré tras él, ahi en la barra estaba el chico borde que me "acompañó" hasta Genova.

-a ese tio le conozco

dije señalandole con la cabeza

Mientras el tabernero le dejaba una jarra de espumosa cerveza en la barra, Reinhart siguió con la mirada el gesto de la extraña muchacha y alzó una ceja.

La persona que estaba sentada a poca distancia de él era un humano peculiar. Por lo que sabía de él, se hacía llamar "lobo negro", y venía más o menos una vez cada mes a Génova para comprar suministros. No le conocía especialmente, pero se lo había encontrado alguna vez por la zona. Se suponía que vivía en las montañas cerca de allí, pero nadie se había molestado en comprobarlo, pues su carácter era más frío que el viento gélido de las cumbres nocturnas.

- Haciendo amigos, eh.

Los profundos ojos negros del humano se giraron hacia él y sus miradas se encontraron. Reinhart se limitó a saludarle con un gesto de su jarra.

tras descansar unos breves minutos en mis aposentos, la hora de presentar mis avances en mi academia había llegado, tome mi corcel negro, Randil y emprendí la marcha a la Academia escoltado por dos paladines altamente entrenados que mantenían aparentemente aseguradas sus escudos de plata y sus espadas largas reglamentarias y mortales, la gente hacia paso sin pensarlo ante tal grupo, y no por respeto, sino por el deseo de no llamar la atención y meterse en conflictos, avanzamos tan rápido como nos permitía el lento despeje del gentío.

-Estúpidos y lentos... *dije en voz baja y con desprecio*

Y allí estaban, a las puertas de Génova, la esplendida ciudad, joya entre las joyas, cuyas calles estaban construidas con piedra y una argamasa de sangre y muerte. La ciudad donde sus padres fueron asesinados.

Las gentes se agolpaban en la entrada de la ciudad, como el ganado que va al matadero, entrando y saliendo en mareas de gente apelotonada. El olor de la muchedumbre no tardo en asaltarles.

- Sígame sr Growin, y vaya con cuidado, en esta ciudad hay muchos ladrones y pillos, se lo puedo bien asegurar.-

Sin mediar mas palabras Itir se adentro entre la gente abriéndose paso con buenas palabras. Pronto se coloco al lado de un grupo de tres jinetes que entraba a caballo. Eran dos paladines que custodiaban a un jovenzuelo montado encima de un brioso corcel negro, más grande de lo que seguro este podía controlar. Desde su montura el muchacho miraba altaneramente a las gentes de la entrada con mueca de desprecio.
Sus miradas se cruzaron, y se quedaron mirándose directamente un instante.

-Que os trae por aqui viajeros?

Dijo cambiando radicalmente la cara al ver un igual y un hermano de raza, gente ligeramente mas agradable de ver. Un jinete desaparecido llego al grupo con un bota de agua que me la dio, yo le di un largo trago mientras guiaba al corcel con la simple presión de las rodillas.

- Venimos de paso, traigo a mi amigo para que conozca la ciudad.- Respondió Itir después de un instante de titubeo.

No sabía quién era aquel muchacho, pero por la compañía que llevaba con el debía deducirse que era un joven hijo de una familia adinerada, o alguien con un cargo importante en la ciudad, tal vez las dos cosas. No sabía precisar con exactitud la edad de un Trell, pero seguramente rondaría los 14 años aproximadamente, ciertamente una edad muy temprana como para ir tan armado y custodiado como iba aquel muchacho.

- ¿Y usted joven señor? ¿sois de por aquí o también venís a la ciudad de paso?- Se atrevió a preguntar sin ningún miedo.

-Viejo amigo¡¡¡

Coloque a Vallecano al lado del caballo del joven y le di un efusibo abrazo, mis manos recorrieron sus pertenencias sutrayendole una bgolsa tintineante, con un brusco movimiento solte al muchacho qeu luchaba por no caerse, guarde la bolsa sin qeu me viese y le heche una mano

-Oh valla, lo siento, te confundi con un viejo amigo que conoci en la feria, mil disculpas.

Sonrei amigablemente rascandome la cabeza con una mano.

-Como mi buen amigo ha dicho me esta enseñando la ciudad, oh valla¡¡¡ alli hay una posada¡¡ genial podre tomar algo apra beber, ademas Vallecano esta sediento

Tire de las riendas y Vallecano salio con un relincho al galope hacia la taberna, mientras la gente se apartaba aterrorizada.

El gesto me dejo frió unos segundos, mire a su compañero guroi que parecía tan anonadado como yo, palpe mis pertenencias al notar el ligero descenso de mi peso, y me sentí apenado por lo sucedido, mientras veía alejarse a aquel curioso trell

-Que situación mas deprimente, no me lo esperaba de un trell, guardia, apresad le y encerrad lo, que la ley le juzgue, y llevad por mi el tributo al rey.

Los tres guardias fueron tras el trell al galope.

-E de suponer que le conocéis desde hace poco, no guroi?

Titubeando unos instantes no supo que responder. Desde luego había adivinado que Growin era una cabra loca, pero ni mucho menos se hubiese podido pensar que pudiese hacer una cosa como esa.

- Heeeeummm.- resoplo sin vocalizar ninguna palabra.- Suponéis bien, de hecho lo he conocido hoy …- Consiguió responder al fin.- Pero desde luego no me esperaba que pudiese hacer algo así tan de repente.-

Haciendo una mueca suspiro resignado.

- En fin… si no os importa iré a ver si puedo mediar para que vuestros soldados no lo troceen al estilo sushi.-

Acto seguido se fue caminando por el mismo lugar por donde habían partido los cuatro jinetes.

Baje del caballo y fui tranquilamente acompañando al guroi, era de la misma altura que yo, lo cual por alguna razon me hizo sentir cierta empatia con el guroi

-Descuida, los Paladines no desenvainan las armas salbo que sea necesario, puede que le derriben con algun hechizo, pero no creo que recurran al filo.

Entre al trote por la entrada animada por el ruido y la cantidad de gente del lugar, todo aquello me emocionaba bastante, tanta gente con quien podria entretenerme, empeze a curiosear en todos los puestoc donde vendian cosas que ivan desde comida asta objetos tan raros como brujulas sin agujas, pero no tarde en acabar delante de una taberna con un nombre muy ccurioso, ademas tenia unas ofertas de comidas que sin duda dejarian satisfecho mi estomago, asi pues, me meti de ccabeza en el local con una sonrisa de oreja a oreja.

Entre el enfado y mi increible abilidad para meterme en mi mismo para discutir, no fui conscente de quien tenia delante, si no habia pasado por encima de alguien era porque los peatones tenian buenos reflejos e intuiciones, pero por lo visto, a quien casi atropello no, a unos pocos segundos y sin saver bien como, me encontraba en el suelo de espaldas con una wurm enfrente.

-PERO QUE DIABLOS TE OCURRE ESCORIA!! POR TU CULPA CASI ME MATO, ESTUPIDA INFERIOR!

tenia mi mano en la empuñadura de la espada a pocos segundos de desenfundarla.

Por acto reflejo al sentir que algo se me acercaba a suficiente velocidad para hacerme daño, desenfunde la katana la cual en la funda se encontraba detras en la cintura, con la katana a modo de daga, esta avia asustado al caballo al cual casi decapito, este relincho y tiro a su corcel, el cual me empezo a gritar furiosamente, yo tire la catana al suelo y empeze a soltar lagrimones como peras.

-Lo siento muchoooo~ a sido sin querer lo juro~ ToT